SIBO (small intestine bacterial overgrowth) o sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (mayor de 103 -105 unidades formadoras de colonias, UFC). Aunque el sobrecrecimiento podría estar instaurado en el intestino grueso cuando supera 109 -1012 UFC.

Hasta un 35 % de la población general lo padece, pudiendo aumentar la prevalencia hasta el 80-90% en pacientes con síndrome de intestino irritable.

Según el gas que producen se clasifican en:

  • Hidrogeno: proliferación excesiva de bacterias.
  • Metano: archaeas metanogénicas.
  • De sulfuro de hidrógeno: bacterias reductoras de sulfuro.

Otro tipo es el sobrecrecimiento postinfeccioso autoinmune por anticuerpos anti- CdtB (toxina de distensión citoletal) y anticuerpos anti-vinculina (proteína de membrana de citoesqueleto).

Todo este exceso de gérmenes altera el tránsito digestivo, produce toxinas, deja de producir  y absorber vitaminas (A, D, E, B12, K, B9) y oligoelementos como el hierro. Provoca inflamación con mayor permeabilidad intestinal lo que favorece intolerancias alimentarias (sorbitol, fructosa, lactosa, gluten) e incluso existe un desplazamiento de la inflamación a sistémica, con alergias, problemas neurológicos y enfermedades autoinmunes.

El desequilibrio de la flora intestinal conlleva un riesgo aumentado de infección por otros gérmenes saprófitos como las cándidas u otras levaduras. Según el tipo de gérmenes del sobrecremiento, los síntomas serán distintos, por lo que conocer el microbioma dará mucha información.

El SIBO puede aparecer tras cualquier cirugía intestinal que modifique el freno que supone la válvula ileocecal. Pero existen otras causas funcionales como la ausencia de ácido gástrico (edad avanzada o antiácidos), bilis (colestasis) o enzimas digestivas (insuficiencia pancreática).

El test espirado de hidrógeno y metano tras 10gr de lactulosa o 75 gr de glucosa, nos dará el diagnóstico. Los primeros 90 minutos hablarán de intestino delgado. Positivo mayor de 20ppm H2 o 10ppm metano. Para evitar falsos negativos mediremos también el CO2 exhalado.

En cuanto al tratamiento:

Plantearemos antibioterapia con rifaximina en la elevación de hidrógeno y en caso del metano añadiremos neomicina y/o metronidazol.

Podemos completar el tratamiento con plantas como el aceite de orégano, aceite de tomillo, berberina, alicina, ajenjo o artemisa, canela o neem entre otros.

Según la sintomatología nos apoyaremos con otros fármacos como los proquinéticos, enzimas digestivas y probióticos.

La dieta más recomendada es la baja en FODMAPs durante 2 semanas a un mes siempre bajo la supervisión médica.