El TDAH originariamente se concibió exclusivo de los varones con gran exceso de energía. Se manifestaba con hiperactividad e impulsividad. Sin embargo, las niñas también lo padecen. Presentan síntomas menos evidentes, incluso aunque sean hiperactivas e impulsivas. Y sobre todo, ocultan grandes luchas internas.

Mientras que los niños tienden a exteriorizar su frustración, culpando al sistema, las niñas se culpan a sí mismas, convirtiendo su ira y dolor en frustración y depresión; no soy inteligente; soy un fracaso; yo no pertenezco al grupo.

Un diagnóstico tardío o perdido puede poner en peligro la autoestima de las niñas, incluso su salud mental. Las niñas con TDAH son significativamente más propensas a experimentar depresión, ansiedad y trastornos de alimentación.

En 2012, Hinshaw publicó un estudio que demostró que las niñas con TDAH tienen tasas significativamente más altas de intento de suicidio y autolesión. También es cierto que el 40 por ciento superan sus síntomas en la adolescencia.

El mundo femenino esconde una gran cantidad de sutilezas y habilidades sociales que en su ausencia siempre cobra un peaje. La impulsividad en los niños se camufla con el deporte y la aventura, mientras que la ausencia de virtudes más femeninas se ven muy expuestas en la infancia y adolescencia.