La ecografía pulmonar, también conocida como ultrasonido pulmonar, se ha convertido en una herramienta diagnóstica de creciente relevancia en la medicina moderna. Su capacidad para ofrecer imágenes en tiempo real y de manera no invasiva resulta particularmente útil en la evaluación de una amplia gama de condiciones respiratorias. Comprender las líneas y patrones que se observan en la ecografía ayuda a los profesionales de la salud a identificar de forma rápida distintas patologías pulmonares y, en consecuencia, orientar el tratamiento adecuado.

Líneas normales en ecografía pulmonar

Entre las líneas ecográficas más importantes que caracterizan un pulmón sano se encuentra la llamada línea A, la cual suele aparecer en la imagen como una franja horizontal y paralela a la pleura. Esta señal representa la interfase entre la pleura y el aire en los alveolos, lo que se traduce en un patrón ecográfico repetitivo en cada espacio intercostal y que confirma la presencia de aire en el pulmón. Se considera un hallazgo normal y característico de un pulmón sin alteraciones estructurales o funcionales.

La línea B es otra de las estructuras que puede aparecer en la ecografía. Hasta dos o tres líneas B por espacio costal se consideran normales. Estas líneas verticales emergen de la pleura y, a diferencia de la línea A, representan la ausencia de aire en pequeños espacios pulmonares colapsados. Aunque pueden ser esperables en una ecografía torácica convencional, un número excesivo de líneas B, o su carácter confluente, se asocia con diversas patologías pulmonares. La línea pleural, por su parte, se identifica como la interfase entre la pared torácica y la pleura. En un pulmón sano, exhibe un movimiento rítmico y uniforme con la respiración (signo de deslizamiento) y, en condiciones normales, se ve lisa y continua.

Patología pulmonar vista por ecografía

La ecografía pulmonar no solo permite descartar alteraciones en individuos sanos, sino que también contribuye a la identificación de una variedad de procesos patológicos. Uno de los síndromes más reconocibles es el síndrome intersticial, que se caracteriza por la presencia de múltiples líneas B confluentes. Este patrón da lugar a un aspecto de ‘pulmón blanco’ en la imagen ecográfica y sugiere un engrosamiento intersticial, común en el edema pulmonar, la neumonía intersticial o la fibrosis pulmonar.

El derrame pleural es otro hallazgo relativamente frecuente, visible como un espacio anecogénico entre las dos hojas pleurales. Puede presentarse libre o con tabiques y su volumen varía en función de la patología subyacente. En contraste, el neumotórax se pone de manifiesto en la ecografía por la ausencia del deslizamiento pleural y la prominencia de líneas A sin desplazamiento lateral de la pleura visceral. El signo de punto pulmonar, que consiste en la localización exacta de la transición entre pulmón colapsado y pulmón aireado, puede confirmar este diagnóstico.

La neumonía presenta un espectro amplio de manifestaciones ecográficas. Es frecuente observar consolidaciones ecogénicas focales, especialmente en neumonías de origen bacteriano, que a menudo exhiben un broncograma líquido dinámico. Por otro lado, las neumonías virales suelen manifestarse con consolidaciones multifocales y broncograma aéreo estático, además de la aparición de líneas B y consolidaciones subpleurales. El derrame pleural puede acompañar la lesión neumónica y las alteraciones en la línea pleural son frecuentes, sobre todo en infecciones virales. Otras condiciones, como el tromboembolismo pulmonar, EPOC y el compromiso pulmonar en COVID-19, también muestran patrones ecográficos distintivos que el profesional debe identificar para establecer un diagnóstico inicial.

Ecografía pulmonar, un complemento vital en la práctica clínica

La ecografía pulmonar es considerada una técnica operador-dependiente que requiere entrenamiento y experiencia para su interpretación correcta. No sustituye a otras modalidades de imagen como la radiografía o la tomografía computarizada, sino que las complementa y ofrece la ventaja de proporcionar una evaluación dinámica y en tiempo real del estado pulmonar. La capacidad para reconocer líneas normales, como la línea A, la línea B en número moderado y un adecuado deslizamiento pleural, junto con el dominio de los hallazgos patológicos fundamentales, resulta esencial para emitir un diagnóstico más rápido y preciso. La posibilidad de evaluar al paciente de manera no invasiva y a la cabecera, especialmente en unidades de cuidados intensivos, otorga un valor incomparable a la ecografía pulmonar en el entorno clínico actual.