
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) se caracteriza por desafíos significativos en la interacción social y la comunicación. En los últimos años, la oxitocina administrada por vía intranasal ha surgido como un área de investigación prometedora, generando tanto esperanza como debate científico. Este artículo explora la evidencia actual sobre este tratamiento potencial, sus mecanismos de acción y las perspectivas futuras en el campo.
La oxitocina es una hormona producida naturalmente en el hipotálamo y liberada por la glándula pituitaria. Conocida como la “hormona social”, desempeña un papel crucial en:
- El establecimiento de vínculos afectivos y relaciones sociales
- La confianza y la empatía
- El reconocimiento de emociones en otros
- La modulación de la ansiedad social
Algunos estudios han encontrado que niños autistas tienen niveles más bajos de oxitocina en sangre en comparación con sus pares no autistas, y que aquellos con niveles más bajos muestran peores habilidades sociales. Además, algunas personas con autismo presentan variantes genéticas en el receptor de oxitocina (OXTR), lo que sugiere una posible disfunción en este sistema.
La administración intranasal de oxitocina es preferida en investigación porque:
- Permite que la hormona llegue más directamente al cerebro
- Sortea la barrera hematoencefálica que impediría su paso si se tomara por vía oral
- Actúa a través del bulbo olfativo, que proyecta neuronas hacia regiones cerebrales implicadas en el procesamiento social
Algunos estudios han mostrado beneficios modestos:
- Mayor atención a las caras durante interacciones sociales
- Mejora en el contacto visual y la interpretación de señales sociales
- Reducción de comportamientos repetitivos en algunos casos
- Mayor activación en regiones cerebrales asociadas con el procesamiento social
Un pequeño estudio de 2010 encontró que autistas que recibieron oxitocina intranasal prestaron más atención a las caras durante un juego cooperativo y se comprometieron más con otros jugadores. Otro estudio de 2017 mostró que niños con niveles bajos iniciales de oxitocina mejoraron sus habilidades sociales tras el tratamiento.
Sin embargo, otros estudios no han encontrado efectos significativos:
- Un ensayo clínico grande de 2021 con 290 participantes no mostró diferencias significativas entre oxitocina y placebo en medidas de funcionamiento social tras 24 semanas de tratamiento
- Los efectos parecen variar considerablemente entre individuos
- No todos los estudios utilizan las mismas medidas de resultado, dificultando las comparaciones
La variabilidad en los resultados podría explicarse por:
- Edad del paciente: Algunos estudios sugieren que niños más pequeños (3-5 años) podrían responder mejor
- Niveles basales de oxitocina: Los beneficios parecen más evidentes en quienes tienen niveles inicialmente bajos
- Contexto de administración: La oxitocina aumenta la importancia de los estímulos sociales, por lo que podría ser más efectiva combinada con terapias conductuales
- Dosis y duración del tratamiento: No hay consenso sobre las dosis óptimas (12-80 UI/día) ni la duración ideal del tratamiento
- Heterogeneidad del TEA: El autismo es altamente variable, y la oxitocina podría beneficiar solo a subgrupos específicos
A pesar de los resultados mixtos, la investigación continúa explorando:
- Moléculas que puedan cruzar la barrera hematoencefálica y estimular la liberación natural de oxitocina
- Estrategias para identificar subgrupos de respondedores
- Protocolos óptimos de administración (dosis, frecuencia, duración)
- Combinaciones con terapias conductuales para maximizar beneficios
En la actualidad:
La oxitocina intranasal no está aprobada como tratamiento estándar para el TEA. Su uso se limita principalmente a ensayos clínicos. En casos excepcionales, podría considerarse como fórmula magistral bajo supervisión médica especializada,