
El neurofeedback se ha consolidado como una herramienta de vanguardia para la optimización cerebral. El neurofeedback es una técnica robusta de biorretroalimentación que, mediante el uso de tecnología computarizada, ahora apoyada en IA, entrena las habilidades de autorregulación. Su eficacia no reside en una aplicación genérica, sino en una comprensión profunda de los mecanismos neurofisiológicos.
Este método permite a un individuo aprender a modificar conscientemente sus patrones de ondas cerebrales basándose en información en tiempo real de su propia actividad eléctrica cerebral (EEG). El objetivo final es la “optimización de la soberanía sobre el cerebro” fortaleciendo los recursos de autorregulación y resiliencia. Esto requiere no solo un “hardware” fisiológico óptimo, sino también un “software” psicológico resiliente.
Sin embargo, el contexto biológico es fundamental. Ciertas sustancias pueden alterar los resultados. Por ejemplo el uso crónico de benzodiacepinas puede embotar la capacidad de aprendizaje del cerebro.
Un estudio publicado en el American Journal of Clinical Nutrition ilustra este punto. En adultos mayores con deterioro cognitivo leve una condición con una tasa acelerada de atrofia cerebral— recibieron altas dosis de vitaminas B (B6, B9, B12) o un placebo. Donde el grupo que tomó vitaminas B mostró una reducción del 40% en la atrofia cerebral. Sin embargo, el factor decisivo fue el contexto bioquímico, ya que este efecto protector solo se manifestó en participantes que ya tenían niveles altos de ácidos grasos omega-3 en sangre. En aquellos con niveles bajos de omega-3, las vitaminas del grupo B no tuvieron efecto.
Las ondas alfa (8-12 hz) representan el “ralentí” del cerebro, un estado de calma crucial. A nivel químico, están intrínsecamente ligadas al principal neurotransmisor inhibidor: el gaba (ácido gamma-aminobutírico). El gaba es el pedal de freno del sistema nervioso. Existe un equilibrio gaba-glutamato (neurotransmisor excitador). El cerebro mantiene un delicado equilibrio homeostático. Un exceso de glutamato puede llevar a la neurotoxicidad. Por otro lado, las catecolaminas (dopamina y norepinefrina) son los neurotransmisores de la acción y el enfoque, manifestándose como ondas beta (13-30 hz).
Os describo alguna de las redes que trabaja el neurofeedback. Por ejemplo la red neuronal por defecto (DMN), con nodos clave en la corteza cingulada anterior (Fz) y posterior (Pz). Se activará en reposo y está implicada en la rumiación y la autorreflexión. Entrenando a la baja Fz-Pz, ayudaremos a calmar la rumiación y suprimiremos actividad disfuncional, favoreciendo un equilibrio alfa óptimo. Para esto inhibiremos theta y beta excesiva.
Otro ejemplo sería la corteza sensoriomotora (SMC), ubicada en C3 y C4, es responsable de la conexión mente-cuerpo, el control de impulsos y la generación de los husos de sueño o ritmo sensoriomotor (SMR). Un protocolo sería recompensar el ritmo sensoriomotor (SMR) en C4-A2, típicamente en una banda estrecha como 12-15 hz. Está directamente asociado con la calma física, la inhibición de impulsos y la mejora del sueño. Si trabajamos C3 y C4 simultáneamente, entrenaremos la coordinación interhemisférica para el enfoque sostenido. Izquierda (C3), recompensar beta (15-18 hz) para la vigilancia y el enfoque. Derecha (C4), recompensar SMR (12-15 hz) para la calma y el control de impulsos.
La práctica avanzada se mueve hacia modelos más personalizados para abordar la enorme complejidad del cerebro. Por ejemplo, se puede trabajar fenotipos EEG (ej. “baja activación frontal”) que se correlacionan con tendencias de comportamiento, guiando la selección de protocolos más allá de las etiquetas diagnósticas. O el entrenamiento z-score, que compara la actividad cerebral en tiempo real con una base de datos normativa. Otra forma es el neurofeedback Loreta (tomografía electromagnética de baja resolución). Una forma avanzada de z-score que utiliza 19 canales para crear un mapa 3d de la actividad cerebral, permitiendo entrenar regiones más profundas y redes neuronales. Su complejidad, susceptibilidad al ruido y la necesidad de una interpretación experta son consideraciones importantes.
La práctica avanzada del neurofeedback exige una aproximación que integre la neuroanatomía funcional, la neuroquímica y la aplicación estratégica de protocolos.