Más allá de la farmacología tradicional, la neuromodulación no invasiva se ha consolidado como una de las áreas de investigación y aplicación clínica más prometedoras. Dentro de este campo, la estimulación magnética transcraneal repetitiva (rTMS) destaca por su capacidad para modular la excitabilidad cortical y promover la neuroplasticidad de forma segura y dirigida.

El deterioro cognitivo leve (DCL) es una condición de enorme interés clínico. Se define como un declive cognitivo superior al esperado para la edad y el nivel educativo, pero que aún no interfiere significativamente con las actividades de la vida diaria. Es una “zona gris” entre el envejecimiento normal y la demencia. Las estadísticas son contundentes: entre el 10% y el 15% de las personas con DCL progresan a demencia anualmente, convirtiéndola en una ventana crítica para la intervención.

Es fundamental recordar que el DCL no es sinónimo exclusivo de una futura Enfermedad de Alzheimer. Puede ser el pródromo de otras patologías como la demencia vascular, la demencia con cuerpos de Lewy, la degeneración frontotemporal o, incluso, ser consecuencia de factores reversibles.

El estudio de Hai-Xia Fu et al. (2025) se centró precisamente en esta ventana de oportunidad, evaluando la eficacia de la rTMS en pacientes con DCL.

En este caso, el objetivo era la cognición. La rTMS de alta frecuencia se aplicó sobre las áreas prefrontales bilaterales, nodos críticos de la red de funciones ejecutivas, la memoria de trabajo y la atención. Se comparó un grupo con rTMS real frente a un grupo con rTMS placebo.

Mejora clínica evidente: A diferencia del estudio anterior, aquí los resultados funcionales fueron directos y significativos. El grupo que recibió rTMS real mostró mejoras estadísticamente robustas en el Cociente de Memoria (MQ), la memoria a corto y largo plazo, y en la puntuación global de la escala cognitiva MoCA.

Correlato neurofisiológico: El verdadero poder de este estudio reside en la evidencia objetiva que respalda estas mejoras. El grupo de rTMS mostró:

Optimización del potencial P300: Una disminución de la latencia (el cerebro procesa la información relevante más rápido) y un aumento de la amplitud (la respuesta neuronal es más robusta y sincronizada).

Mejora en el electroencefalograma (EEG): Se observó una normalización de los patrones de actividad eléctrica cerebral, disminuyendo la proporción de trazados anormales.

Perfil de seguridad excelente: El tratamiento fue notablemente bien tolerado, con una incidencia de efectos adversos leves significativamente menor en el grupo de rTMS real que en el grupo placebo.

Este estudio demuestra que la rTMS no solo produce una mejora subjetiva, sino que modifica tangiblemente la fisiología y la eficiencia de las redes neuronales implicadas en la cognición. El tratamiento parece restaurar, al menos parcialmente, la dinámica funcional del cerebro, lo que se traduce directamente en un mejor rendimiento mnésico y cognitivo.

La rTMS no es una panacea, sino una herramienta de alta precisión en el arsenal de la neurología moderna. La investigación futura deberá centrarse en la personalización de los protocolos (usando neuro-navegación para localizar dianas individuales), la optimización de parámetros y su integración inteligente con otras modalidades terapéuticas. Sin duda, estamos presenciando el avance de una técnica que seguirá redefiniendo los límites de lo posible en el tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas.