Nuevas investigaciones revelan que los astrocitos, las células no neuronales más abundantes del cerebro, desempeñan un papel fundamental en la fisiopatología de la depresión infantil, especialmente en el contexto del estrés temprano. Históricamente, desde su identificación por figuras como Santiago Ramón y Cajal, los astrocitos fueron considerados meras células de soporte o “pegamento” para las neuronas, encargadas de dar estructura al tejido nervioso. Sin embargo, hoy se sabe que su función es mucho más compleja y activa. Estas células en forma de estrella no solo proporcionan soporte estructural y metabólico a las neuronas, suministrándoles nutrientes vitales, sino que también son cruciales para mantener la barrera hematoencefálica, que protege al cerebro de sustancias nocivas en la sangre. Además, participan activamente en la comunicación neuronal, regulando el ambiente químico que rodea a las neuronas, eliminando el exceso de neurotransmisores y liberando sus propias moléculas de señalización, conocidas como gliotransmisores. Esta participación activa en las sinapsis ha llevado al concepto de la “sinapsis tripartita”, donde el astrocito es un tercer componente esencial en la comunicación entre dos neuronas. Estos hallazgos abren nuevas vías para el desarrollo de dianas terapéuticas más eficaces para trastornos como la depresión, que afecta a un número creciente de niños y adolescentes a nivel mundial.

La depresión infantil es un trastorno del estado de ánimo que impacta negativamente en el desarrollo emocional, social y académico del niño. Si bien tradicionalmente la investigación se ha centrado en las neuronas, la evidencia reciente subraya la importancia de los astrocitos en la función cerebral normal y patológica.

El estrés en las primeras etapas de la vida es un factor de riesgo bien establecido para el desarrollo de trastornos psiquiátricos, incluida la depresión. Investigaciones en modelos animales han revelado que el estrés temprano induce alteraciones significativas en la morfología y función de los astrocitos. Se ha observado que estas células retraen sus prolongaciones cuando se exponen a situaciones de estrés, lo que afecta su capacidad para interactuar con las neuronas y modular la actividad sináptica.

Un estudio clave ha demostrado que el estrés en ratones conduce a astrocitos más pequeños y menos ramificados, particularmente en el hipotálamo lateral, una región cerebral implicada en la regulación del sueño y la vigilia. Es crucial destacar que esta remodelación astrocítica precede a las alteraciones neuronales y se correlaciona con cambios en el comportamiento, como hiperactividad en machos e hipoactividad en hembras, una diferencia sexual también observada en humanos con depresión ligada al estrés temprano.

Los astrocitos son sensibles a las hormonas del estrés, como el cortisol (corticosterona en roedores). El estrés crónico conduce a niveles elevados de estas hormonas, lo que puede afectar directamente a los astrocitos. De hecho, la eliminación de los receptores de glucocorticoides (los receptores de la hormona del estrés) en los astrocitos de ratones sometidos a estrés temprano restauró el comportamiento y la actividad neuronal a niveles normales, incluso si la morfología de los astrocitos no se recuperó por completo. Esto demuestra que los astrocitos son un motor principal del cambio conductual inducido por el estrés. Además, los astrocitos regulan la actividad neuronal a través de la liberación de gliotransmisores. En el contexto del estrés, se han observado cambios en la señalización purinérgica en machos y una reducción del lactato extracelular en hembras, lo que contribuye a las diferencias sexuales observadas en la respuesta al estrés.

La creciente comprensión del papel de los astrocitos en la depresión abre nuevas perspectivas terapéuticas. Proteger a los astrocitos de los efectos dañinos del estrés podría prevenir las consecuencias negativas sobre las neuronas y, por lo tanto, representar una estrategia prometedora para el tratamiento y la prevención de la depresión. La modulación de la función astrocítica, ya sea a través de fármacos o de otras intervenciones, podría restaurar el equilibrio de los circuitos neuronales alterados en la depresión. La investigación sobre la participación de los astrocitos en la depresión infantil está arrojando luz sobre la compleja neurobiología de este trastorno. Estos hallazgos no solo desafían la visión neurocéntrica de la enfermedad mental, sino que también ofrecen la esperanza de desarrollar tratamientos más efectivos y personalizados para los niños y adolescentes que sufren de depresión, identificando a los astrocitos como una excelente diana terapéutica.