
De dónde viene mi ansiedad, depresión y fatiga, y por qué no mejoro pese a todos los consejos. La respuesta podría estar en el código genético. La clave para una verdadera personalización de la salud reside en comprender nuestras variaciones genéticas únicas, conocidas como SNPs (Polimorfismos de Nucleótido Único).
Estas pequeñas “faltas de ortografía” en nuestro ADN, pueden hacer que una enzima funcione más lento, más rápido o de manera menos eficiente.
COMT y MAO
Dos de los genes más influyentes en nuestro estado de ánimo y niveles de ansiedad son COMT y MAO. Estos genes descomponen las mayoría de los neurotransmisores clave.
- COMT (Catecol-o-metiltransferasa): Esta enzima es la principal responsable de degradar las catecolaminas, que incluyen la dopamina, la adrenalina y la noradrenalina. Las personas con una variante “lenta” de COMT procesan estos neurotransmisores estimulantes mucho más despacio. Esto genera mayor creatividad, capacidad de concentración profunda y una personalidad extrovertida.
En cambio también favorece propensión a la ansiedad, el pensamiento excesivo y la dificultad para “desconectar” el cerebro.
- MAO (Monoamino oxidasa): Esta enzima descompone las catecolaminas, y la serotonina. Una variante “lenta” de MAO se ha asociado con un mejor rendimiento bajo presión y una mayor tolerancia al estrés. De ello es sobrenombre del “gen guerrero”. Sin embargo, si la serotonina también está elevada, esta predisposición puede manifestarse como irritabilidad o agresión.
Suplementos
Aquí es donde todo se complica. Muchos de los suplementos naturales más populares y recomendados son, en realidad, potentes agentes farmacológicos que inhiben estas enzimas.
- Por la mañana, tomas Berberina para regular el azúcar en sangre.
- A mediodía, bebes té verde por sus aclamados antioxidantes (EGCG).
- Por la noche, tomas Curcumina con Piperina (extracto de pimienta negra) para reducir la inflamación.
Aunque cada uno de estos suplementos tiene beneficios demostrados, todos actúan como potentes inhibidores de MAO y/o COMT. Al combinarlos, estás creando un cuello de botella masivo en la capacidad de tu cuerpo para descomponer los neurotransmisores estimulantes. El resultado: una acumulación de adrenalina y dopamina que se traduce en ansiedad, agitación, insomnio y una sensación de estar constantemente “al límite”.
MTHFR y la Sobremetilación
Una mutación del gen MTHFR significa que tienes dificultades para convertir el folato de los alimentos en su forma activa, el metilfolato.
El error común es asumir que una mutación en MTHFR requiere automáticamente altas dosis de suplementos de metilfolato o vitaminas B metiladas. Sin embargo, esto puede ser contraproducente. La metilación es el proceso que dona grupos metilo, y estos grupos son necesarios para producir adrenalina. Si tienes una variante lenta de COMT y además inundas tu sistema con donantes de metilo, estás pisando el acelerador de la producción de adrenalina mientras el freno (la enzima COMT) apenas funciona. El resultado es una sobreestimulación severa. Para estas personas, formas no metiladas como el ácido folínico pueden ser una alternativa mucho más segura y eficaz.
Vitamina D
La forma que suplementamos, el colecalciferol (Vitamina D3), es inactiva. Debe ser convertida en el hígado a la forma activa que medimos en sangre, el calcifediol. Este paso crucial depende de la enzima codificada por el gen CYP2R1. Si tienes mutaciones en este gen, puedes tomar altas dosis de D3 sin que tus niveles en sangre suban adecuadamente, porque el cuello de botella está en la activación.
Una vez activada, la vitamina D necesita unirse a su receptor en las células para ejercer su efecto. La eficiencia de este receptor está determinada por el gen VDR (receptor de vitamina D). Si tienes múltiples mutaciones en VDR, tus células son “un poco sordas” a la señal de la vitamina D. Esto significa que necesitas niveles en sangre mucho más altos (por ejemplo, 80-100 ng/mL) para obtener el mismo beneficio biológico que alguien con receptores eficientes a 50 ng/mL.