Tener un alto coeficiente intelectual está asociado con varias enfermedades mentales e inmunológicas como depresión, trastorno bipolar, ansiedad, TDAH, así como alergias, asma y trastornos inmunológicos. Journal of Intelligence.

Hasta un 20 % más de probabilidades de que les diagnostiquen un trastorno del espectro autista (TEA), un 80 % más de probabilidades de que les diagnostiquen TDAH, un 83 % más de probabilidades de que les diagnostiquen ansiedad y un 182 % más de probabilidades de desarrollar al menos un trastorno del estado de ánimo.

Cuando se trata de enfermedades fisiológicas, las personas con altas capacidades cognitivas tienen un 213 % más de probabilidades de tener alergias ambientales, un 108 % más de probabilidades de tener asma y un 84 % más de probabilidades de tener una enfermedad autoinmune.  Es conocido de estudios anteriores que el 44 % de las personas con un coeficiente intelectual superior a 160 sufren un 20% mayor número de alergias.

La respuesta está en la psiconeuroinmunología y la comunicación entre el cerebro y el sistema inmunológico.

El microestrés crónico en cerebros hiperactivos se traduce en una sobreexcitabilidad intelectual provocando respuestas inmunológicas inapropiadas. Esta hiperexcitación lanza una cascada de respuestas fisiológicas que incluyen liberación de hormonas, neurotransmisores e interleuquinas, lo que conduce a mala salud mental.

Cuando estos procesos se activan de forma crónica desregulan la función inmunológica y provocan afecciones como asma, alergias y enfermedades autoinmunes.