Más de la mitad de los niños pasan por fases de pobre alimentación. Más frecuentemente después de procesos intercurrentes o en verano y sobre todo en años preescolares, entre los 2 y los 5 años.

Ser exigente con los alimentos es un comportamiento de desarrollo normal para muchos niños. El aumento de la selectividad en la elección de alimentos ocurre casi al mismo tiempo que otros comportamientos de búsqueda de independencia. Lo habitual es que se desvanezca a medida crecen y entran en primaria.

El 70% estaran dentro de percentiles, aunque pueden presentar rasgos de hipovitaminosis o niveles bajos de oligoelementos.

El primer paso es diferenciar desnutrición y patologías como: trastorno obsesivo-compulsivo; desorden alimentario por déficit de atención o trastorno del procesamiento sensorial.

Primer paso:

  • involucre a los niños en la compra, selección y preparación de alimentos y fomentar el juego con alimentos.
  • detecte que alimentos les provocan ansiedad y repugnan durante el juego.

Recomendaciones generales:

  1. Evite ” presión” sin instar a “un bocado más” o usar las amenazas para animar a comer.
  2. Horarios constantes, para crear el ritual y facilitar el hambre.
  3. Ofrezca la opción de volver a comer lo retirado en la próxima comida.
  4. Establezca una comida nutricionalmente equilibrada. No atienda a los gustos y disgustos del niño.
  5. Haga que las comidas sean divertidas con platos o utensilios aptos para niños.
  6. Repita los alimentos que se rechazan al principio. Puede tomar 15 intentos antes de que un niño acepte probar o le guste un alimento nuevo.
  7. Enseñe a los niños acerca de la nutrición y el metabolismo dentro de sus cuerpos.